¡Volaré!
Volaré sin alas
Aunque me lleve tiempo.
Saltaré al vacío
Si me sujetas a tiempo.
Romperé el sonido
Si te marchas lejos.
Te buscaré entre los escombros
Si se derrumba el firmamento.
¡Volaré!
Volaré sin alas
Aunque me lleve tiempo.
Saltaré al vacío
Si me sujetas a tiempo.
Romperé el sonido
Si te marchas lejos.
Te buscaré entre los escombros
Si se derrumba el firmamento.
Queremos ser los dueños
De esta tierra tan bella.
Nos creemos los reyes
o menceyes de ella.
Soñamos con poseerla,
la ocupamos sin reserva.
Pero no nos damos cuenta
Que somos su condena
los únicos poseedores
Son los que la rodean,
Protegiéndola de vientos,
de fuegos y mareas.
C'est comme un poids
Que l'on porte sur le dos.
C'est comme le jour
Ça vous fouette et ne se termine jamais.
C'est comme le vent
qui souffle et ne se calme pas,
ou la marée qui monte et descend
que rien
n'arrête.
Veo el mundo que cae bajo mis pies.
Todo se derrumba y yo estoy en lo alto,
subido en la copa de los árboles,
protegido del viento y de los tiempos aciagos,
esperando que todo cambie.
Deseando que el mundo se mueva
hacia una era diferente,
en la que todos tengamos cabida.
A menudo, los escritores utilizamos nuestros escritos como terapia propia, para cerrar puertas con determinados temas, o para reconciliarnos con nosotros mismos por problemas en nuestro pasado, o por situaciones que no llegamos a superar, y plasmamos en el papel todo o casi todo lo que nos trastorna; bien en pequeños fragmentos, que vamos repartiendo en diferentes libros, en diferentes capítulos, o bien dotamos a nuestros personajes de la personalidad suficiente para resolverlos y así resarcirnos a nosotros mismos.
Dicho esto, Mitad y Mitad es la obra más desgarradora de Amagoia Arce (Una Locura Coqueta, Tengo 30, ¿Y Ahora Qué?, Amaia, Busco Pareja Para Navidad, Sin Rastro de Amaia), tan acostumbrados que nos tiene a esos giros inesperados en lo que en un principio tenemos como novela romántica, en la que se libera, se despoja con todo su dolor, de una de las situaciones más dolorosas de su vida, el fallecimiento de su madre a manos del maldito cáncer. No en vano le llevó dos años concluir dicho libro, con el que sentía, a cada palabra que escribía, que la iba destrozando desde dentro.