EL SÍMBOLO DE MI GRAN CANARIA


 

Jamás vi escultura tan perfecta,
forjada por el viento durante siglos.
La perfección expuesta ante todas las miradas,
miradas que le recriminan su estatus.

Oda a la perfección sin igual.

Un monumento a la humanidad,
el sinfín de los tiempos,
forjado a base de visitas y escrutinio.
Un dios en sí mismo.

Oda al dios de la inmensidad.

Un modelo sin igual,
admirado sin buscar la ostentación.
Expuesto ante todos,
sin pretender la admiración.

Oda a la representación divina.

Algo que no está en nuestras posibilidades.
Un halo que nos envuelve,
que atrae las energías mundanas.
Lo colosal en sí mismo,
Disfrazado de la humildad cotidiana,
que atrae las miradas diversas.

Ya lo quisiera esculpir,
con sus propias manos,
el grandios Miguel Angel.
Para sentirlo en su propio ser.
Y sentir la inmensidad,
lo divino en sí mismo.

Un dios hecho en piedra.
Un monolítico hecho realidad.

Oda a mi Roque Nublo.

Un símbolo en sí mismo.
Mi homenaje a la inmensidad.