MI YO AUSENTE



Camino entre la gente
buscando una salida.
Me ahoga saberme
tan deprimido,
rodeado de seres como yo,
pero sin nada que me una a ellos.

Siento la soledad que
me quema por dentro.
Me siento entre extranjeros,
gente que ni me conoce
ni quiere conocerme.

Me empujan como a un objeto inerte,
algo insignificante que no les importa.
Me miran de reojo cual ser despreciable.
Trato de huir, pero me lo impiden,
absorbiendo toda la energía que me queda.

Quisiera volar cual águila en la llanura,
transformarme en un ave fénix,
que me devuelva mi ser,
la esencia que perdí por el camino de la vida.
Demostrándole a todos lo que yo era.
Mostrando imperfecciones que no poseía,
desdibujando el alma que recibí al nacer,
algo puro y limpio que los días me robaron.

Anhelo volver a lo que fui.
Deseo encontrar el camino de vuelta,
para, al fin, retornar a mí.
Y poder escapar de esta muchedumbre,
que me oprime y me roba la esencia de mi ser.


G. David Peralta.

UNA NUBE DE EMOCIONES




Vivo sumido en una nube de incertidumbre,

un cumulonimbo oscuro y denso,

que me atrapa en su tiniebla malvada.

Revolviendo mis emociones,

sumiéndome en un limbo insoportable.


Atrapado sin escapatoria.

Creando emociones que me rompen el alma

y desatan lo más oscuro de mi ser.


Lucho sin descanso por escapar de ello.

Trato de encontrar una luz 

que me guíe hacia la salida,

un halo de esperanza 

que me ofrezca la libertad.


Juego a ser el héroe caído,

que se levanta con esfuerzo 

de aquel pozo profundo.

Azotado por el peso sombrío de la humanidad.


Lucho con mis miedos y temores,

que me visitan cada noche sin piedad.

Vivo en una nube de emociones,

Esperando que se disipe la oscuridad.

EL SÍMBOLO DE MI GRAN CANARIA


 

Jamás vi escultura tan perfecta,
forjada por el viento durante siglos.
La perfección expuesta ante todas las miradas,
miradas que le recriminan su estatus.

Oda a la perfección sin igual.

Un monumento a la humanidad,
el sinfín de los tiempos,
forjado a base de visitas y escrutinio.
Un dios en sí mismo.

Oda al dios de la inmensidad.

Un modelo sin igual,
admirado sin buscar la ostentación.
Expuesto ante todos,
sin pretender la admiración.

Oda a la representación divina.

Algo que no está en nuestras posibilidades.
Un halo que nos envuelve,
que atrae las energías mundanas.
Lo colosal en sí mismo,
Disfrazado de la humildad cotidiana,
que atrae las miradas diversas.

Ya lo quisiera esculpir,
con sus propias manos,
el grandios Miguel Angel.
Para sentirlo en su propio ser.
Y sentir la inmensidad,
lo divino en sí mismo.

Un dios hecho en piedra.
Un monolítico hecho realidad.

Oda a mi Roque Nublo.

Un símbolo en sí mismo.
Mi homenaje a la inmensidad.

CONDENADO




Estoy condenado a vagar

por el país de los malos recuerdos.

Me han condenado a pasar

entre las sombras de los que ya no miran,

aquellos que dejaron sus huellas inmarcesibles

en mi piel cuarteada por el olvido.

 

Soy el rey de la oscuridad

en mi trono desvergonzado,

que busca como librar batallas

contra monstruos que sólo

existen en mi pasado.

 

Estoy condenado a sufrir

los recelos de mi consciencia,

que sólo juegan a ungir

mis más profundos temores.

Para borrar toda luz

de mi camino plagado de flores.

 

Estoy condenado a morir

sufriendo de fríos dolores,

que arrastrarán mi alma

al océano de los más temibles horrores.

 

G. David Peralta 

 




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HE SIDO... SOY

 

foto de Tony Matas

 

Cada uno tiene que ocupar

Su lugar en cada momento.

 

He sido dios y he sido súbdito,

He sido esclavo y he sido máster,

he llorado por alguien y

alguien ha llorado por mí.

 

He sido enfermo y enfermero,

he luchado, siendo vencedor

Y otras veces vencido.

He sido pasivo y en momentos activo.

He peleado a veces perdiendo y otras ganando.

 

He sido feliz y desdichado.

He amado mientras me han odiado,

he odiado siendo amado.

He querido y me han querido.

He triunfado y he perdido.

 

Pero sigo estando aquí,

continúo viviendo,

sigo luchando y esforzándome

por conseguir un lugar en mi vida,

no en la vida de otros,

sino en mi propia vida,

en mi propio ser.

 

Descubriéndome, conociendo cómo soy,

llegando a lo profundo de ese ser

que todos tenemos dentro

Y que siempre nos estará esperando,

hasta que nos miremos cara a cara

y sepamos que ambos somos solo uno.

 

El humano y el divino.





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