Soy homosexual, ese hombre al que
le gustan los hombres o la mujer a quien le gustan las mujeres. Soy el que
miras de reojo porque va de manos con otro hombre, el que miras con mala cara
si me sale lo que todos llaman “pluma”.
Soy el culpable de todos los males del mundo, el portador de enfermedades
contagiosas, soy antinatura, soy un desperdicio humano, un paria social.
Y por ello, puedes odiarme
eternamente, lanzarme desde una azotea con mis ojos vendados, escupirme a la
cara, arrastrarme por el fango literalmente o arrastrarme por el fango con tu
lengua de serpiente venenosa. Empújame a las vías de un tren cuando éste esté
próximo a la estación. Hazme un
bulling. Sodomízame con un hierro candente, lapídenme mientras camino por el
pueblo hasta caer desmayado. Azótame con un látigo de espinas para después
encerrarme en una celda repleta de excrementos. Escúpanme palabras sucias mientras
atravieso su calle. Entiérrenme vivo y haz que mi cabeza espere a que el agua del
mar la cubra, para morir ahogado. No dudes en arrancarme la piel a tiras con
tus propias manos. Destruye mi entorno con tus miedos y calumnias. No dejes
nada vivo de mí.
Sé la madre que reniega de su
hijo prefiriendo haberlo abortado. El padre que me deshereda y me echa para que
vaya a vivir bajo un frío puente. Destrózame la cara con tu puño de hermano o
arráncame los ojos con tus uñas de hermana. Descomúlgame de tu iglesia y lánzame a los leones de la sociedad
corrupta. Señálame con tu dedo temeroso de Dios y acúsame de pecador
empedernido. No me permitas vivir en mi país porque no lo merezco. No cures mi
heridas. No sientas mi dolor.
NO LO MEREZCO.
Soy sólo un pobre hombre que vive
por egoísmo, no pienses por un momento que tengo corazón. Soy sucio, mezquino,
tengo la sangre envenenada, podrida de tanta enfermedad. Soy aquel que no
quiere a la familia, que no tiene sentimientos. No sufro cuando me insultan, no
me importa que mis padres me echen de mi casa renegando de mí. No lloro cuando
mis hermanos me repudian. No siento miedo ni dolor cuando me agreden. Cuando me
miran mal y me señalan por la calle.
NO TENGAN PENA DE MÍ.
Ahora reflexiona sobre lo que he
escrito, mira en tu interior. Rebusca en la Historia de la humanidad, en
Wikipedia, revuelve Google y desgrana tu Facebook si hace falta. Siente lo que
de verdad te rodea, lo que tienes en lo más profundo de tu corazón, de tu ser.
Y pregúntate: ¿De verdad puedes odiar al hijo a quién le diste la vida? ¿De
verdad vas a repudiar al hermano con el que compartiste cama, juegos, ropas,
risas? ¿De verdad vas a ser el primero en tirar la primera piedra? ¿Crees, en
serio, que merece la pena matar a una persona porque ame a otra? ¿Te compensa,
de veras, creer que tu dios repudia a los que son diferentes a ti? ¿Crees que
el mundo va a quedar libre de personas como yo por el mero hecho de que a ti no
te gusten? ¿Pretendes aniquilarnos a todos de verdad?
REFLEXIONA
Nadie merece ser repudiado por lo
que hace en una habitación de cuatro por cuatro metros cuadrados con una
persona de su misma condición sexual. Nadie merece ser asesinado o apaleado por
AMAR a otra persona con la misma condición sexual. Nadie merece ser maltratado
por ser y pensar como siente, como quiere o le gusta.
SIENTETE LIBRE. PERMITE LIBERTAD.
Artículo para Digital Faro Canarias