A la escritora novel Sandra Pequerul le encanta ir con su libreta de notas por todas partes, escribiendo
las ideas que le vienen a la cabeza con cada vivencia. Un día se le ocurrió una
curiosa frase, que publicó en un twitt, Nadando en un Cubo de Acelgas. Este
fue el título que le puso a aquella novela que, aún, no estaba escrita, pero
que tenía en mente desde hacía tiempo. Hasta que, a caballo entre Reino Unido y
Cataluña, comenzó a escribir esta novela que, como ella la define, pertenece a
muchos géneros y nos atrapa en unos giros tan inesperados, que no nos esperamos
su final.
A pesar de la gran experiencia y satisfacción que ha tenido tras escribir su ópera prima, Nadando en un Cubo de Acelgas, Sandra quiere tomarse su tiempo antes de continuar con su faceta de escritora, aunque no descarta lanzarse a la piscina y sorprendernos con una nueva novela, eso sí, siempre y cuando sus musas estén dispuestas a dictarle todo lo que ellas quieran, como ya le ocurrió anteriormente, sorprendiéndola con esas geniales y enrevesadas ideas que acudían a su mente.
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Nadando en un Cubo de Acelgas
Entonces llegó el momento de explicarle toda la historia, pero no por
encima, sino la versión completa, para que así pudiera llegar a
comprender el motivo por el que todo aquello estaba sucediendo. Era mi
culpa y yo no podía evitar acusarme a mí misma por todo lo ocurrido,
pero decidí confiar. Confiar era precisamente lo que no había hecho
durante toda mi vida, así que aquella situación tan descabellada era el
momento ideal para comenzar a hacerlo.


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