Haces la cuenta de tu
vida,
de tus horas, de tus
días.
Te alejaste pronto de tu
familia,
haciéndote un hombre en
la milicia.
Marcaste las pautas de tu
camino,
creciste sin ser siquiera
un crío.
Ya de adulto cuidaste
niños,
sin ni siquiera tener hijos.
¿Quién te nombró padre de
todos?
Tiraste del carro sin
hundirte en el lodo
y sigues en pie a pesar
de todo.
Como una manta te arropa
tu destino.
Tú mismo trazas el camino
y sigues siendo el mismo
que un día viajó siendo
un niño.
60 años cumples ahora
y te mereces más que de
sobra,
que el mundo entero
admire tu obra.
Lo que haces, lo que has
hecho,
lo que dices, lo que
cuentas.
Todos te admiran sin
darte cuenta,
todos te quieren a
espuertas.
Dedicado a Pablo Jiménez Gutiérrez
